PROYECTO 2022
Análisis y Propuesta de una Ruta de Referencia para Alcanzar Cero Emisiones en el Sector de Generación de Energía Eléctrica en Chile
¿Es posible retirar la totalidad de las centrales a carbón en el 2025? Es parte de las dudas que ACERA A.G propuso responder en el estudio solicitado a SPEC en colaboración con el Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería y la Universidad Técnica Federico Santa María. El informe toma una importancia especial en un contexto mundial en el cual el cambio climático es un problema latente y que no amenaza con ser realidad, si no que ya convivimos con él. Tanto el sector energético como el de transporte representan entre un 75% – 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero y material particulado, por lo que considerar las conclusiones que presenta este estudio, se vuelven de una urgencia necesaria.
Al respecto Rodrigo Moreno, investigador ISCI y académico de la Universidad de Chile comentó: “El estudio muestra cuáles son las condiciones habilitantes para que pueda realizarse un retiro seguro de las centrales a carbón. En esta misma línea, el estudio destaca la necesidad urgente de promover inversiones en nuevas tecnologías, como el almacenamiento energético, de forma de darle “firmeza” a la capacidad de energías renovables variables y así poder reemplazar las tecnologías térmicas convencionales de forma confiable.”
Mientras Carlos Suazo, director ejecutivo de SPEC agrega que “el desarrollo del estudio nos permitió entender que es factible encontrar un mix tecnológico de reemplazo de las unidades a carbón, sin comprometer la seguridad ni calidad de suministro eléctrico. Sin embargo, aparecen distintos temas de suma relevancia para discutir: cuáles son los costos involucrados, cuál es el despliegue tecnológico para permitir esa transición energética, qué tecnologías se necesitan para que esto ocurra de forma eficiente, qué se requiere a nivel de investigación y desarrollo a nivel local para llevar adelante este cambio de paradigma, entre otros. Este análisis derivó en la búsqueda de soluciones para modernizar las políticas de operación y la conceptualización de nuestro diseño de mercado. Este último punto es de suma relevancia a fin de permitir una transición energética oportuna y eficiente de cara a la ciudadanía.” Parte de las conclusiones son:
A pesar de la gran cantidad de proyectos en construcción y desarrollo que se integrarán al SEN en los próximos años, se requiere un esfuerzo adicional para retirar el carbón y adaptar el sistema. Existe una necesidad de mayores y oportunos desarrollos de capacidad de generación y almacenamiento.
Adicionalmente se requerirá de infraestructura adicional para dar soporte dinámico al sistema a fin de mantener la seguridad y continuidad de suministro. Reconversión de infraestructura existente y algunas políticas de operación permite reducir estos requerimientos.
Se requiere revisar diversas políticas: disponibilidad de gas y operación intradiaria flexible, cadena de suministro de diésel o definición de stock mínimo, restricciones al hydropeaking, desincentivos por altos niveles de vertimiento, operación fuera de orden económico y falta de remuneración por servicios como inercia o ciclaje.
Es factible encontrar un mix tecnológico para el reemplazo de las unidades a carbón, incluso en escenarios de retiro acelerado al 2026.
Este mix, acompañado de algunas prácticas operacionales permite alcanzar dos aspectos relevantes:
• Eficiencia económica: abastecer la demanda a mínimo costo (adaptar el sistema)
• Factibilidad técnica: mantener la robustez del SEN ante desbalances que puedan poner en riesgo su estabilidad y la continuidad de suministro.
Si bien, el desarrollo de infraestructura es un desafío y tiene un alto costo, no se identifica este como la principal barrera para el retiro anticipado. La principal barrera identificada está relacionada a la suficiencia de las señales de mercado y la institucionalidad vigente para atraer dichas inversiones y facilitar la aplicación de las políticas necesarias. Lo anterior por cuanto expansiones adicionales al 2026 están principalmente en manos de los privados. No existirían procesos centralizados como licitaciones a clientes regulados que adicionen nueva capacidad a esa fecha.
Cabe preguntarse entonces, por ejemplo, si las señales de mercado son suficientes para la integración de tecnologías habilitantes de incipiente desarrollo como almacenamiento y aporte de renovables al control de frecuencia, entre otros.
Otra barrera relevante es que decisiones de inversión no están integradas en un solo agente. Es posible desajustes entre entrada de nuevos proyectos y retiros de centrales a carbón. Cualquier falla en este proceso y no lograr un sistema adaptado al nuevo escenario puede significar un sistema más frágil, menos eficiente y más contaminante.